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sábado, 7 de julio de 2007

Dejo a continuacion dos grandes saetas macarenas.

Muchos macarenos recordarán a MARTA SERRANO: Una vecina de la Calle Parras que, durante años y años, dedicó su cante saetero a su Virgen de la Esperanza... Una de sus últimas saetas (acaso la última) que pudo salir de su garganta fue en la "recogía" del Palio Macareno el Viernes Santo de 1985. Allí, apoyada en la barandilla de la Casa del Capiller, con su voz ronca y quebrada por los años y por la emoción, le dedicó una Saeta en forma de "nana" a la Señora, la cual terminó con estos cuatro versos, que transcribo con su "ceceo" característico:

-ADIÓ ZEÑORA ALCARDEZA
-EMPERAORA DE EHPAÑA
-CONTIGO NO HAY QUIEN COMPITA
-¡MACARENA Y ZOBERANAAAAAAA!



Y este último "Zoberanaaaaaa" se alargó tanto y tanto y tanto...que tal vez siga aún Marta cantándolo en el cielo...allá....ante Ella. Unica e irrepetible....¡MARTA SERRANO!

LA SAETERA QUE… ¡REGAÑÓ A LA MACARENA!
Situémonos en la primavera de 1964: ¡la coronación de la Macarena!. La Virgen se fue de su Basílica hacia el centro de Sevilla. Allí se tenía previsto que fuera coronada en una magna ceremonia al aire libre en la Plaza de España. Acudió hasta el entonces Jefe del Estado Francisco Franco… Pero ¡ay…el agua!! La lluvia impidió el ceremonial previsto y se puso en marcha el “plan B”: La Macarena fue finalmente coronada en la S.I. Catedral… y ¡claro!...los días en que la Macarena estuvo ausente de su Basílica fueron más de los inicialmente previstos…. Ya coronada, la Esperanza de San Gil volvía triunfante a su barrio…. repleto de guirnaldas, colgaduras, balcones adornados, un gentío inmenso, emoción, piropos, lágrimas…todo lo concebible. Al llegar a la esquina de la calle Escoberos con Parras se detuvo el paso. Y allí, asomada a un balcón, la simpar MARTA SERRANO cantó una espeluznante Saeta en la que riñó a su querida Madre diciéndole:

TE FUISTE POR CUATRO DÍAS…
Y TARDAS SIETE EN VOLVER…
MADRE MÍA MACARENA…
¡NO NOS LO VUELVAS A HACER!!!


El barrio entero estalló en una enorme ovación a Marta, tal vez porque fue la única que se atrevió a decir a la Virgen aquello que todos los macarenos estaban pensando.



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